1ª Ikurriña en Ajuria Enea
Primera ikurriña que ondeó en Ajuria Enea. Tras la aprobación del decreto que regulaba el escudo del Gobierno Vasco, fue sustituida por otra que incorporaba dicho escudo.
Recuperamos unas líneas que sobre la vida de Iñaki Betanzos escribió su familia en el periódico DEIA con motivo de su fallecimiento unas semanas después de hacer la donación.
Iñaki Betanzos, familia, trabajo, militancia, generosidad, pasión...
Miembro de la primera junta municipal del PNV de Santurtzi
Su último servicio fue donar al Museo del Nacionalismo la primera ikurriña que ondeó en Ajuria Enea y que había guardado durante 40 años
Familia Betanzos
07·10·24
El 4 de octubre en la Iglesia de Mamariga de Santurtzi despedimos a Iñaki Betanzos.
Los que le conocimos sabemos que nos habría recibido en la Plaza Virgen del Mar haciendo gala de su buen humor, con una sonrisa y un saludo personalizado para cada uno de nosotros que, en la mayoría de los casos, sería irreproducible dentro de la Iglesia.
Una vez que hubiéramos entrado todos, nos diría que no tenía miedo a morir, porque estaba convencido de que le estaban esperando su Ama, Aita, hermanos y demás seres queridos. También añadiría que, durante sus últimos meses de dependencia física que, por su naturaleza inquieta, llevaba fatal, había estado “bien atendido” por su hija, sus nietas y, también, por “sus hombres”.
De personalidad arrolladora, su vida giraba en torno a tres pilares:
En primer lugar, la familia. Todo le parecía poco para sus seres queridos. Si tenía cuatro, daba tres y lo restante no se lo quedaba para él, sino que lo guardaba para darlo más adelante.
Era la generosidad personificada.
Primero con sus padres, Teodora la sardinera y Manolín, el pescador, sus hermanos y hermana.
Posteriormente, cuando, conoció a su mujer Txaro, ampliando la familia, también, con los hermanos y hermanas de ella.
Eran tiempos de necesidad, pero, como a él le enseñaron, “donde comen cinco, comen seis, siete o los que haga falta”.
Su hija Mari Mar nunca pudo sentirse hija única, porque no era la única que le llamaba Aita. Sus nietas, sobrinos e, incluso, los hijos de sus sobrinos, cuando nos acercábamos a Larrondo Barri, en Erandio Goikoa, íbamos a la casa de Amatxu Txaro y de Aita Iñaki.
El trabajo fue otro de sus pilares. No solo como instrumento para progresar, sino como espacio donde se jugaba su prestigio personal y demostraba su amor propio.
Daba igual si era en la construcción, emprendiendo con su célebre tienda de ultramarinos o ampliando su vocación de servicio en la Administración.
Eso, sí cuando finalizaba su jornada laboral o durante los fines de semana, dedicaba su esfuerzo a la huerta, protagonizando grandes piques con su vecino por ver quién finalizaba antes de sembrar su parte del terreno.
El último pilar fue su activismo social y político.
Se implicó en grupos relacionados con la cultura vasca o en clubes deportivos, como el equipo de fútbol de Mamariga, del que fue presidente.
Con 16 años, en plena dictadura, se comprometió con la causa del Pueblo Vasco. La pasión con la defendió sus ideas, y la visceralidad con la que se rebelaba ante las injusticias, le provocó algún dolor de cabeza a su mujer Txaro, humilde y discreta como es ella; pero siempre tuvo su apoyo incondicional.
Durante la clandestinidad, era habitual ver su furgoneta cruzando la muga para recoger propaganda (que luego también repartía) o para trasladar ocultos a compañeros de militancia que debían exiliarse.
Afiliado al Partido Nacionalista Vasco, fue miembro de la primera Junta Municipal de Santurtzi tras la dictadura. Por esta razón, durante el golpe de Estado de 1981, se encargó de llevarse del Batzoki las fichas con los datos de la afiliación y custodiarlas hasta que el golpe fracasó.
Su último servicio a la causa fue donar al Museo del Nacionalismo Vasco la primera ikurriña que ondeó en Ajuria Enea y que había tenido en su poder durante más de 40 años.
Y es que en la política protagonizó incontables anécdotas.
Últimamente, la que más repetía era cuando dejó un trabajo fijo y bien remunerado para incorporarse al primer Gobierno vasco después de la dictadura. Recordaba que ver la cara de orgullo de su Ama y de su Aita cuando se lo dijo valía más que cualquier otra cosa. Familia, trabajo y militancia; generosidad, amor propio, compromiso y pasión. Así era nuestro Aita Iñaki.
Donada por Iñaki Betanzos Soto
Nº de registro: 24/0386
Medidas: Ancho: 193 cm x alto: 109 cm